25 de octubre de 2011

Alimentos malos


Imagina que te quedas solo en una isla desierta durante un año y pudieses tener agua y otra comida. Elige, entre las siguientes opciones, la que piensas que sería la mejor para tu salud (no importa cuales te gustan):


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Cereales

Brotes de alfalfa

Perritos calientes

Espinacas

Melocotones

Plátanos

Chocolate con leche

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Un profesor de psicología de la universidad de Pensilvania, Paul Rozin, hizo la misma pregunta y obtuvo como resultado que el 42% de la gente eligió plátanos, el 27% espinacas, el 12% cereales, 7% brotes de alfalfa, 5% melocotones, 4% perritos calientes y un 3% chocolate con leche. Tomando los datos obtenidos para la misma pregunta realizada a través este blog y de la red social Facebook, los resultados de la misma han sido muy similares, destacando la elección de plátanos por un 41% de los encuestados, seguida por el 22% para los brotes de alfalfa y 19% de cereales. A la cola ha quedado también el chocolate con leche y los perritos calientes (7 y 3% respectivamente).

Es decir, que sólo el siete por ciento de los encuestados por el profesor Rozin y el diez por ciento de los que han respondido aquí o en Facebook, han escogido un alimento que verdaderamente alcanzara las calorías y todos los nutrientes realmente necesarios para poder resistir a un largo período de tiempo, y no son los brotes de alfalfa, ni las espinacas o los melocotones, que no aportan suficientes calorías, sino los perritos calientes y el chocolate con leche. Estos dos productos, principalmente de origen animal (la leche en el caso del chocolate con leche), aportan proteínas y grasa, dos nutrientes esenciales que serían deficientes en el resto de alimentos ofrecidos. En general, los perritos calientes proporcionarían todos los nutrientes necesarios, suficientes proteínas y un balance óptimo de aminoácidos, lo que indica que sería la opción más adecuada para sobrevivir durante un año en las condiciones citadas.

Pero además de esta pregunta, en la encuesta original se hicieron algunas más como:
  • ¿Estás de acuerdo con la afirmación: a pesar de algunas excepciones, la mayoría de los alimentos son buenos o malos para la salud?
  •  ¿Qué dieta es más sana (ambas tienen el mismo número de calorías):
-   una dieta totalmente sin sal o una dieta con una pizca de sal todos los días?
-   una dieta sin grasa o una dieta con un poco de grasa cada día?
  •  ¿Qué tiene más calorías:
-   10 g de chocolate o 50 g de pan?
-   1 cucharada sopera de aceite de oliva virgen extra o media cucharadita de manteca de cerdo?

Las respuestas dadas a estas cuestiones siempre van en el mismo sentido. Un gran número de personas responderá que sí está de acuerdo con la existencia de alimentos buenos y malos, al igual que mucha otra elegirá las opciones sin y dirá que tienen más calorías los 10 g de chocolate o la manteca. 

La sal y las grasas son una parte esencial de nuestra dieta que confieren beneficios para la salud siempre que se administren en las cantidades adecuadas. En cuanto al ejemplo del chocolate y la manteca, la confusión entre densidad calórica e ingesta calórica lleva a mucha gente a asumir que los alimentos malos siempre tienen más calorías que los buenos, independientemente del tamaño de la ración, dando lugar a excesos energéticos.

 Todos hemos crecido con estereotipos como la creencia de que la proteína es buena y la grasa es mala, por lo que poca gente elige los perritos calientes para comer durante un año, porque los perritos calientes no son saludables o engordan. Esta tendencia a clasificar los alimentos en los que son buenos o malos para la salud trae consigo un esquema de comida buena y comida mala. En general, se tiende a pensar que los alimentos buenos son los que son bajos en calorías y completos en nutrientes, mientras que los alimentos malos son deficientes en nutrientes, ricos en calorías y otros componentes poco saludables para el corazón. El principal problema que se presenta con este pensamiento categórico es que se tiende a evitar los alimentos malos que, en realidad, suelen ser esenciales en pequeñas cantidades, pudiendo llegar a producirse deficiencias nutricionales que son capaces de desembocar en patologías graves. Asimismo, la obsesión con la comida considerada saludable, ortorexia, puede llevar a estados de desnutrición y, en casos graves, a la muerte por inanición.


En definitiva, no existen alimentos buenos o malos, lo que determina la salubridad de un alimento es la cantidad y la frecuencia de su consumo. Esto ha sido un ejemplo de que nuestros conocimientos y actitudes determinan nuestras creencias sobre lo que es saludable o deja de serlo, en este caso acerca de la comida, aunque también es aplicable sobre otros contextos.